Alternativas frente a la escasez de agua
En la actualidad, nos encontramos frente a un desafío crucial: aprovechar al máximo tanto las aguas pluviales como las residuales en entornos domésticos e industriales. Este llamado surge en respuesta a las preocupaciones ambientales contemporáneas y al creciente costo asociado al suministro de agua. Sin embargo, para lograr este aprovechamiento, es esencial contar con sistemas de tratamiento que aseguren la calidad del agua reutilizada.
Según datos alarmantes, aproximadamente 1.100 millones de personas carecen de acceso a agua potable tratada, y más de 2.600 millones no tienen servicios básicos de saneamiento. Además, la escasez hídrica afecta a alrededor de 2.000 millones de individuos en todo el mundo. Si no se toman medidas correctivas, se estima que para el año 2025, 1.800 millones de personas vivirán en áreas con escasez absoluta de agua, y dos tercios de la población mundial podrían enfrentar estrés hídrico.
Este problema se ve agravado por el cambio climático, con proyecciones que indican que para el año 2030, casi la mitad de la población global vivirá en zonas de estrés hídrico. La escasez de agua se posiciona como uno de los principales desafíos del siglo XXI. A pesar de que el uso y consumo de agua han aumentado a un ritmo dos veces mayor que el crecimiento poblacional durante el último siglo, el número de regiones con carencias hídricas significativas continúa en aumento.
Este análisis se basa en el «Informe sobre Desarrollo Humano 2006» del PNUD, titulado «Más allá de la escasez: Poder, pobreza y crisis mundial del agua». Centrándonos ahora en el caso específico de Bogotá, nos enfrentamos a uno de los problemas hídricos más urgentes de los últimos tiempos.
Desde junio de 2023, la región ha experimentado semanas prolongadas sin lluvia debido al impacto del fenómeno de El Niño. Esta situación ha provocado una significativa escasez de precipitaciones en las áreas circundantes que abastecen de agua a la capital y sus municipios adyacentes. Los embalses de Chuza y San Rafael, elementos vitales del Sistema Chingaza y proveedores del 70 % del agua potable, están enfrentando actualmente niveles críticos de agua. Ante este panorama, resulta crucial estudiar y considerar las opciones disponibles para el tratamiento y la reutilización del agua. Las alternativas de tratamiento comprenden aspectos físico-químicos, biológicos, e incluso la posibilidad de reutilización directa, mediante el uso de filtros y la implementación de sistemas de bajo costo.
En la vida cotidiana, muchas actividades no requieren agua potable, lo que abre la puerta a la reutilización de aguas provenientes de lavamanos y duchas. Estas aguas, una vez tratadas según los estándares establecidos, pueden ser reutilizadas en cisternas de inodoro, limpieza de espacios subterráneos y riego en el entorno edificado.